Cuando los hombres alzan los hombros y pasan o cuando dejan caer sus nombres hasta que la sombra se asombra
cuando un polvo más fino aún que el humo se adhiere a los cristales de la voz y a la piel de los rostros y las cosas
cuando los ojos cierran sus ventanas al rayo del sol pródigo y prefieren la ceguera al perdón y el silencio al sollozo
cuando la vida o lo que así llamamos inútilmente y que no llega sino con un nombre innombrable se desnuda para saltar al lecho y ahogarse en el alcohol o quemarse en la nieve
cuando la vi cuando la vid cuando la vida quiere entregarse cobardemente y a oscuras sin decirnos siquiera el precio de su nombre
cuando en la soledad de un cielo muerto brillan unas estrellas olvidadas y es tan grande el silencio del silencio que de pronto quisiéramos que hablara
o cuando de una boca que no existe sale un grito inaudito que nos echa a la cara su luz viva y se apaga y nos deja una ciega sordera
o cuando todo ha muerto tan dura y lentamente que da miedo alzar la voz y preguntar "quién vive"
dudo si responder a la muda pregunta con un grito por temor de saber que ya no existo
porque acaso la voz tampoco vive sino como un recuerdo en la garganta y no es la noche sino la ceguera lo que llena de sombra nuestros ojos
y porque acaso el grito es la presencia de una palabra antigua opaca y muda que de pronto grita
porque vida silencio piel y boca y soledad recuerdo cielo y humo nada son sino sombras de palabras que nos salen al paso de la noche
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NOCTURNO ETERNO
Cuando los hombres alzan los hombros y pasan
o cuando dejan caer sus nombres
hasta que la sombra se asombra
cuando un polvo más fino aún que el humo
se adhiere a los cristales de la voz
y a la piel de los rostros y las cosas
cuando los ojos cierran sus ventanas
al rayo del sol pródigo y prefieren
la ceguera al perdón y el silencio al sollozo
cuando la vida o lo que así llamamos inútilmente
y que no llega sino con un nombre innombrable
se desnuda para saltar al lecho
y ahogarse en el alcohol o quemarse en la nieve
cuando la vi cuando la vid cuando la vida
quiere entregarse cobardemente y a oscuras
sin decirnos siquiera el precio de su nombre
cuando en la soledad de un cielo muerto
brillan unas estrellas olvidadas
y es tan grande el silencio del silencio
que de pronto quisiéramos que hablara
o cuando de una boca que no existe
sale un grito inaudito
que nos echa a la cara su luz viva
y se apaga y nos deja una ciega sordera
o cuando todo ha muerto
tan dura y lentamente que da miedo
alzar la voz y preguntar "quién vive"
dudo si responder
a la muda pregunta con un grito
por temor de saber que ya no existo
porque acaso la voz tampoco vive
sino como un recuerdo en la garganta
y no es la noche sino la ceguera
lo que llena de sombra nuestros ojos
y porque acaso el grito es la presencia
de una palabra antigua
opaca y muda que de pronto grita
porque vida silencio piel y boca
y soledad recuerdo cielo y humo
nada son sino sombras de palabras
que nos salen al paso de la noche
Xavier Villaurrutia
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