sábado, 27 de febrero de 2010
1984. GEORGE ORWELL. PTE 1.
martes, 23 de febrero de 2010
CAMA DE HOSPITAL
Y USTED GOBERNADOR, ¿VIVE TRANQUILO?
El jefe del Ejecutivo estatal, acompañado de su esposa, Claudia Garza, y de la secretaria de Educación, Guadalupe Chacón Monárrez, se reunió ayer con los alumnos del bachillerato en el marco de su compromiso de estar presente en la emergencia social que vive la ciudad.
En una improvisada “charla de amigos”, Reyes Baeza les comentó que cuando se programaron las visitas, se estableció que el 9 sería el primer plantel en el que estaría presente y dio el pésame y sus respetos a los amigos de José Adrián y José Luis, dos de los jóvenes acribillados en Salvárcar, el pasado 30 de enero.
En el evento, varios estudiantes reclamaron al gobernador el abandono de Ciudad Juárez.
“¿Por qué tuvo que haber una matanza de estudiantes para que usted se ocupara de Ciudad Juárez?”, gritó una adolescente a quien le ganó el llanto.
“Mientras usted está aquí —prosiguió—, afuera están matando a muchos. ¿Quién me dice que cuando salga de la escuela me secuestran o encuentro una tienda baleada porque no pagaron la cuota?”. La joven dijo estar muy triste por el descuido en que se encuentra la ciudad.
Reyes Baeza Terrazas advirtió a los estudiantes sobre los “grandes riesgos” que aquí enfrenta la juventud y los conminó a salir adelante en medio de una “crisis de valores”. Añadió que nadie vendrá a Ciudad Juárez a hacer lo que “los chihuahuenses unidos con los tres órdenes de gobierno no realicen por sí mismos”.
Reiteró que lo más importante en este momento es emprender una cruzada para salir adelante de la “crisis de valores” y en esta lucha los estudiantes juegan un papel fundamental.
Los exhortó a estar atentos para advertir los riesgos que enfrenta la juventud, a tener objetivos claros y a no dejarse arrastrar por las tendencias negativas que en ocasiones presenta la vida.
Marco Castillo, coordinador de los programas de atención a jóvenes en Ciudad Juárez, dijo que aquí los niños de 12 y 13 años ya se incorporan a las pandillas.
Ayer, en la capital del estado, a unos 350 kilómetros al sur, el joven Néstor Acosta, de 17 años de edad, fue baleado por un comando cuando salía de una institución académica.
El adolescente recibió impactos de bala en una pierna y fue trasladado en un vehículo particular al hospital.
COMENTARIO NO SENSE AT ALL.
lunes, 22 de febrero de 2010
NO SENSE AT ALL AGAIN
ESCRIBIENDO POR LOS SUEÑOS QUE NO NACEN,
LOS QUE PARECEN NUNCA LO HARAN.
ES EL CICLO, EL ABRUPTO, EL CONFORT TAL VEZ,
EL ABURRIMIENTO NATURAL DE MI ALMA,
EL DESENCANTO SE HACE DE NUEVA VEZ PRESENTE,
EL NO VERME EN LO QUE HAGO Y DESEAR HACER ALGO MAS ALLA,
ABRIR LA VENTANA, ESCAPAR VOLANDO, LEJOS MUY ALTO,
DONDE DEJAS DE SER VISIBLE, DONDE NO HAY DINAMICA,
DONDE TODO ES REINVENCION, Y DONDE LO QUE MUEVE ES LA PASION.
Y EN LA AUSENCIA, LA AUSENCIA DE TI, DE TU AMOR IRREAL,
DE TU AÑORANZA QUE NUNCA HE CONOCIDO,
OCUPAS MIS PENSAMIENTOS SIN SER REAL,
FUERZA DEL ALMA, MI ALMA SECA ESTA.
Y EN LOS CRUCES DE CAMINOS, ¿CUANTO MAS HE DE PASAR?,
SIGO ANDANDO SIN DESCANSO, MIS MEJORES AÑOS EN LAS DUDAS HAN QUEDADO... MIS MEJORES DESEOS A LOS SUEÑOS QUE DE JUVENTUD HAN QUEDADO ENTERRADOS...
sábado, 13 de febrero de 2010
Disculpeme señor presidente, no le puedo dar la mano ya que usted no es bienvenido: Cd. Juárez Chihuahua
Viernes 12 de febrero de 2010, p. 5
Ciudad Juárez, Chih., 11 de febrero. La mujer menuda, de baja estatura, caminó hacia el presidium y llorando encaró al presidente Felipe Calderón:
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Luz María Dávila perdió a sus hijos Marcos y José Luis Piña durante la matanza del 31 de enero y fue quien desde que empezó el foro Todos somos Juárez. Reconstruyamos la ciudad, marcó la pauta de las protestas que cercaron al Presidente, a los secretarios de Estado y a las autoridades locales.
Junto con otras cinco señoras, Dávila le dio la espalda al michoacano cuando comenzó a hablar ante un grupo de representantes de la sociedad civil.
Mientras Calderón ofrecía disculpas por haber dicho que el homicidio de los adolescentes fue en un pleito entre pandillas, la señora negaba con la cabeza todo lo que escuchaba, mientras era vigilada por escoltas del Estado Mayor Presidencial (EMP).
El Presidente no volteó a ver a las mujeres, entre las que estaba Olga Esparza, de la organización Nuestras Hijas de Regreso a Casa, cuya descendiente Janette Alanís está en la lista de cientos de jovencitas que han sido desaparecidas o asesinadas en esta ciudad de la maquila.
La ejecución de los adolescentes en una fiesta de cumpleaños hizo que los juarenses reclamaran justicia. En el Centro de Convenciones Cibeles no tuvieron paciencia y apenas los funcionarios exponían los puntos de su estrategia para recuperar la paz, eran increpados.
El
fue seguido fielmente por los representantes de las organizaciones civiles que habían pasado retenes militares y vallas para llegar al foro.
Estaba claro que la señora Dávila no se quedaría callada. Llegó temprano y narró a los reporteros que el Presidente rehuyó reunirse con los familiares donde ocurrieron los asesinatos.
Mientras otras voces reclamaban por la violencia en Juárez, Dávila se escabulló del EMP y caminó hasta el presidium. Ahí estaban Calderón; cinco secretarios de Estado; el gobernador de Chihuahua, José Reyes Baeza, y el alcalde José Reyes Ferriz, quienes utilizaron la tribuna para pronunciar largos discursos y prometer
juntos sin importar las diferencias de partido.
La mujer que se puso de espaldas al jefe del Ejecutivo federal lo confrontó:
“Discúlpeme, señor Presidente. Yo no le puedo decir bienvenido, porque para mí no lo es, nadie lo es. Porque aquí hay asesinatos hace dos años y nadie ni nada han querido hacer justicia. Juárez está de luto.
“Les dijeron pandilleros a mis hijos. Es mentira. Uno estaba en la prepa y el otro en la universidad, y no tenían tiempo para andar en la calle. Ellos estudiaban y trabajaban. Y lo que quiero es justicia. Le apuesto que si hubiera sido uno de sus hijos, usted se habría metido hasta debajo de las piedras y hubiera buscado al asesino, pero como no tengo los recursos, no lo puedo buscar.”
Relató que en su casa estaban rezando el novenario y clamó:
.
Las autoridades veían con sorpresa y desconcierto el rostro y los gestos de impotencia de Dávila, quien finalmente regresó a la esquina del salón en medio de aplausos, incluso del Presidente. Hasta ahí fue Margarita Zavala, esposa de Felipe Calderón, protegida por escoltas y asistentes para intentar consolarla. A ella y a otras madres que lloraban les daban agua y trataban de imbuirles alivio con promesas y palabras, pero las voces de protesta siguieron.
Después vendría el no rotundo de Calderón a la salida del Ejército.
Esto, porque antes Patricia Galarza, representante de la mesa de derechos humanos, exigió:
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Hubo aplausos, y denunció que hay más de mil casos documentados de desaparición forzada, tortura, ejecuciones extrajudiciales y robos cometidos por elementos del Ejército y de las fuerzas federales. “Lo que ocurre en Juárez –afirmó– es delito de lesa humanidad.”
Explicó: porque Ciudad Juárez está viviendo una catástrofe: impunidad, violación a los derechos humanos, indolencia, corrupción y la incorrecta intervención de políticas públicas.
, sostuvo Galarza, y destacó que ante las próximas elecciones
.
Entre aplausos, Julia Monárrez Fragoso, representante de la mesa social, había planteado que
. Nuestros jóvenes, manifestó, están desolados y hay juvenicidio generalizado.
Algunos asistentes, hartos de los discursos, se lo hicieron ver al alcalde José Reyes Ferriz cuando éste aseguró que estaban ahí para cuidar la ciudad.
, gritaron y lo abuchearon.
Apenas proponían algo los funcionarios, los increpaban, como cuando una señora demandó que los policías dejaran de trabajar encapuchados y denunció que las cámaras para vigilar las calles no sirven.
Otros interrumpieron varias veces a Calderón. Alegaron que un grupo de jóvenes hizo una manifestación y fue reprimido.
, exclamó un hombre que se puso de pie para exigir que los muchachos fueran escuchados, por lo que el Presidente envió al secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, a atenderlos.
Así transcurrió la sesión. Entre discursos, promesas y la impaciencia de la gente. Como cuando un joven felicitó a Calderón porque tenía planes para ellos, sólo que le hizo ver que
. El Presidente propuso: “hagamos un chat para que platiquemos”.
Teresa Almada, defensora de los derechos de los jóvenes, se declaró
porque el secretario de Educación Pública planteó fortalecer Escuela Segura cuando los juarenses tienen sus propios programas, y lo invitó a asomarse a una preparatoria para que conozca la
que sufre ese sector.
Cuando el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, prometió que habría
a la delincuencia, otra mujer le respondió:
.
Otra persona relató que un colega suyo, de profesión médico, había sido secuestrado en la mañana.
, exigió otra voz.