viernes, 17 de agosto de 2012

Deseo arribar. Cuento. 2011.

Voy en el auto disfrutando de las primeras lluvias de Agosto. Voy de regreso de un largo día laboral; sin embargo hoy no regreso fatigado. Me acompaña la ilusión de encontrarte. Voy presuroso y acelero el auto. Quiero sentir el nerviosismo al llegar a tu edificio. Los minutos serán horas mientras bajas a recibirme, y las ansias como siempre se apoderaran de mí una vez más. En mi cabeza me pregunto: ¿Qué vestirás hoy? ¿Cuál será el olor de tu estela al caminar? ¿El color de tus labios será tan rojo como la última vez, o será de un nuevo tono que me anclara a no despegarles la mirada hasta tenerlos junto a los míos?


Recuerdo nuestro último encuentro. Ancio nuestro último encuentro. Te imagino como en nuestro último encuentro. Quiero repetir ese último encuentro.

Y recuerdo tu boca… Tan húmeda y suave. Tan impetuosa e irrespetuosa. Con esos labios de ensueño que se apoderaban de mi cuello y mis oídos. Me besaba todo en un arrebato de lujuria y carnalidad, y yo navegaba en el calor de tu cuerpo.

Recuerdo tus manos, cálidas y sumisas al principio; pero al pasar de las caricias recuerdo como ellas me hicieron suyo y yo jugaba a sostenerlas fuerte mientras te tomaba. Me encantaba ver tu rostro delirante de placer. Me excita aquí en la espera el recuerdo de tus ojos perdidos. La manera en que te sostenías de mi cintura. Puedo sentir aquí, esperándote, el calor de tu cuerpo. El movimiento de tus caderas. El éxtasis junto a ti es especial; es único. Y los dos somos uno en esa habitación de allá arriba. Y los dos somos uno cada jueves a las 7:00 pm. Y los dos somos uno en cada beso, en cada caricia, en cada desnudarnos, en cada…

Bueno, si, sÍ estoy aquí abajo. ¿Cómo que no bajaras?... ¿Cómo que estas ocupada con alguien más? Pactamos nuestro encuentro la semana pasada y justo ahora me dices que no puedes bajar porque el llego primero y pagara el doble. Pero era un trato, todos los jueves a las 7… ¿Cómo que no confirme hoy antes de venir? No, mañana ya será muy tarde. No, si no bajas ahora me pierdes para siempre. ¿Cómo que no exagere? Pensaba pagar por esto. Pago el doble de lo que él te pagara. ¿Cómo que no insista? ¡Bueno! ¡Bueno! Me ha colgado. ¡Maldita perra, todas son iguales!...

Bueno, si, si Claudia. Soy yo, si el flaco. Ese mismo amor. ¿Estás libre esta tarde? Perfecto, llego en 30 minutos. Te llamo al estar abajo. Un beso preciosa. Adiós.

Elliot A. Hernández B.

domingo, 23 de octubre de 2011

La Bestia - Mierda

La bestia.
Dejo el cigarro rápidamente para escribir esta carta, estoy atrapado, no entiendo como sucedió, solo un día cualquiera, uno más en la rutina diaria, justo al abrir los ojos la vi, ahí estaba ella, la criatura, ese monstruo de 600 cabezas me miraba fijamente, como consecuencia no me pude mover, no me atrevía a hacerlo, era peligroso me decía, por tal tome la decisión de permanecer así, inmóvil a pesar de estar vivo, permanecí de esa manera frente a esa criatura, con el tiempo la nombre indiferencia.
Con el transcurso fugaz del tiempo, un día me di cuenta que ella ya no estaba, se había largado y yo estaba tan ciego que ni siquiera me percaté de esto, a donde había ido mi carcelera, mi amiga, mi falso consuelo.
Sin embargo yo la podía aún oler, no creía que se hubiese marchado del todo, su esencia permanecía, se metía dentro de mí, por cada poro de mi espíritu una parte de esta navegaba, ese olor a resignación envolvía el espacio que me obligaba a permanecer justamente así, resignado y convencido de estarlo y no poder hacer nada más.
Sobra decir que permanecí inmóvil largo tiempo, no tenía fe, ni esperanza, solo estaba confundido en el confort que me propiciaba ese amargo y triste olor.
Pero hoy escribo esta carta, me he decidido a dejar de oler la resignación, la bestia se marcho desde hace tiempo, no hay nada porque seguir atrapado aquí.
-Toma su cigarro de vuelta, se dirige a la puerta, con firmeza la abre, nunca estuvo cerrada realmente, el da un paso voltea hacia atrás, sonríe y sale del lugar.-


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Mierda.

Y te oculto las cosas una vez más, me jacto de mi grado de conciencia y aquí estoy, frente a ti viéndote a los ojos, esperando ir más allá, y solo miento, actuó cobardonamente y utilitariamente y miento, sabiendo ante todo que hago y mal y sigo insistente.
Y mis fantasmas internos vienen a través de esa lejana voz, me dejo llevar, me sumerjo adentrándome en un mar de locura, me rodean pensamientos como olas que rompen a la costa, no sé quién soy, me desconozco, no sé qué decir.
Y viene después la confusión, salgo a flote un segundo para dar un pequeño respiro, y concluyo que estoy loco, estoy perdido, estoy solo.
En el fondo hay una luz que me trae de vuelta, pienso más, pienso si soy real, solo soy una mentira, he pisado mierda, la luz refleja mi sombra.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Esta vida fugaz que me llena de muerte en cada caminar,
Esta vida compleja que me invita a descifrarme y reinventarme en cada amanecer,
No entiendo nada, no hay nada que entender,
Solo tiempo, no hay mas, yo nunca estuve aquí y siempre estaré.

Inquieto suelto el celular, no me ha contestado, llevo horas tratando de encontrarle, quedamos de ir a una fiesta hoy y… no, no es eso, es este presentimiento que tengo, ¿ porque no contestas?, le vuelvo a llamar,… no hay nadie el otro lado.
Estoy fuera de su departamento en la Condesa, me inquieta su estado emocional de los últimos meses, ayer que hable con él estaba muy triste, hablo de cortar su vida, me conmovió cuando decía que últimamente los días son insípidos, una mezcla de días normales y días muy malos lo asechaban, hablamos por más de media hora y no supe que decir, solo quedamos de salir hoy, pensé que le vendría bien despejarse un poco, eso fue todo, estoy muy inquieto.
Me paro frente a la caseta de vigilancia, el portero me pregunta a quien vengo a visitar, le explico de mi amigo, me dice que no lo ha visto salir ni entrar, me deja pasar a tocar a su puerta.
Al entrar por el garaje veo los autos lujosos de todos los colonos y justo en su lugar para estacionarse veo su auto. Mi inquietud sube más aún, corro por las escaleras hasta llegar a su puerta, donde se alcanza a escuchar música. Toco con desesperación y nadie me responde, solo hay música.
Llamo de inmediato a otros amigos, les explico la escena y les pido venir enseguida, con voz nerviosa me dicen que salen en ese momento. Al colgar caigo ante una crisis de nervios, maldita música que pare!. Trato de entrar en razón, le pregunto al portero si tiene llaves, me dice espantado que no. Me detengo a pensar, no encuentro otra opción, debo ir por un cerrajero. El portero me indica a donde ir, sigo las instrucciones sin dudar un segundo, llego al lugar indicado y toco el timbre, la puerta se abre, el me ve y reconoce mi urgencia al grado de que se le hace familiar, de inmediato me acompaña.
De regreso al pasillo del departamento el cerrajero se para frente a la puerta logrando sin mayor esfuerzo abrirla, me adentro con terror y solo veo una computadora prendida de la cual hay música, camino más y lo veo, su cuerpo esta colgado del loft, el me da la espalda, vestía jeans, descalzo y desnudo de arriba.
Caigo en shock y salgo corriendo del apartamento, en ese momento el elevador se abre, dentro de el veo que mis amigos han llegado, de mi boca explota la presión y les digo directamente: el se ha matado!.
Veo sus rostros palidecer de inmediato, nos damos un abrazo lleno de tensión, nadie puede creer lo que esta sucediendo. Después de unos minutos el cerrajero se nos acercan, nos dice que el tiene experiencia en suicidios, en este barrio es común, nos dice que debemos llamar al ministerio público y lo hacemos, en la espera nadie quiere entrar a ese lugar, nadie habla.
Después de 35 minutos llegan los peritos, nos piden no entrar, sacan fotografías del lugar incesablemente hasta que de repente las luces paran, sale uno de ellos, nos dice que es tiempo de bajarlo y nos pide nuestra ayuda, la sangre se viene a mi cabeza.
De su cuerpo cuelga una sabana, nos piden abrazarlo de las piernas y espalda mientras ellos cortan el cinturón Gucci café con el que se ahorco, nos avisan que lo harán ahora y lo cortan, su cuerpo se hace muy pesado, lo dejamos sobre un sillón de piel de su apartamento.
Lo agarro de la mano y lo acaricio, no entiendo nada, ¿Por qué ha sucedido esto?, ¿Por qué lo has hecho?, justo hemos platicado ayer, justo ayer, y sigo acariciando su mano fría.
Ha llegado la camilla, lo subimos a ella, nos piden acompañarlos a rendir declaración, todos evidentemente aceptamos.
Al regresar a mi hogar del ministerio me percato de la hora, son las cinco de la mañana, al entrar rompo en llanto de inmediato, quiero reprocharle tantas cosas, porque de su decisión, porque partir así, porque no luchar, que no ves que me harás falta, me siento solo, me recuesto sobre mi cama y abrazo una almohada, berreo con un niño.
Las horas han pasado, ha amanecido, sigo en vela, esa imagen, recuerdo su espalda blanca al entrar, la música, cargar su cuerpo, su mano. Pienso aún más, no puedo reprocharle nada, no soy nadie para hacerlo, no puedo juzgarle, fue dueño de su vida hasta el fin, fue dueño de su felicidad y fue dueño de su tristeza, especialmente la de los últimos meses. Sigo abrazando esa almohada, estoy fuera de mí, y solo pienso que me hará falta.
Pasa una semana de su partida, me entero que en su cuerpo encontraron alcohol y antidepresivos, comienzo a extrañar su presencia y sus bromas, su presencia y las charlas, su presencia y salir juntos, su presencia y su ser…, pienso que estará mejor, encontró la salida a su tristeza, y yo estoy aquí recordando aquel día que me marco, y recordándolo a él, a todo él.

domingo, 28 de agosto de 2011

LA LINEA

Mario de niño llamó en una ocasión a una línea telefónica especializada en contar chistes, $20.00 más IVA el minuto, tardo 34 minutos atento a la grabadora que hablaba sin parar, el se reía y se doblaba de tanta felicidad; lo hico 5 veces en una semana hasta que sus padres se dieron cuenta, fue tal el regaño pero no lo volvió hacer hasta que…
Marta de niña en el colegio tenía una voz peculiar, entre ronca y dulce al mismo tiempo, esta la hacía especial entre las demás niñas, su apariencia física siempre fué gordita, tez blanca y cabello castaño obscuro. Representó a su escuela en el concurso de poesía coral, tenía un solo en el acto; lo más lejos que llegaron fue a la eliminatoria distrital, las demás niñas no eran expresivas al hablar, Marta, se sentía infinitamente libre al expresarse por medio de la poesía, se quedo con las ganas de seguir participando hasta que…
-¿En verdad quieres saber que tengo puesto?, es un abrigo corto, he salido de bañar y tengo frio, pero no quiero vestir mi pijama aún, estoy tan agusto solo con la ropa interior, es negra y tengo el cabello suelto-
Mario sintió enseguida como su sangre se encendía, había mordido el anzuelo y se había anclado a esta llamada que le costaría $49.90 más IVA el minuto, era la primer vez que llamaba a una línea sexual, hacerlo le traía recuerdos de su infancia cuando sentía gran placer al tomar el teléfono y solo reír, solo que en esta ocasión era un poco diferente su atracción a seguir en la línea.
- Dime tu nombre-
Marta siempre mentía con todos sus lejanos amantes, era lo que hacían las chicas en este negocio, inventaban personalides cuyo fin era excitar a su audiencia quienes llamaban para esto, lo hacía muy bien y disfrutaba al hacerlo.
- Soy Sandra pero tú me puedes decir Sandy, amor-
La voz de Sandy hipnotizaba a Mario, nunca antes él había escuchado una voz así de hermosa en su vida. El la trataba de ver en su cabeza a través de sus palabras, sostenía el teléfono de una manera nerviosa y entre más pasaban los segundos más fuerte lo apretaba, su saliva pasaba lentamente por su garganta al preguntar.
- ¿Cómo es tu cara?, descríbela, quiero imaginarla-
Ella siempre jugaba el papel de una morena delgada, con cejas finas y delgada nariz, talla 36 C de pecho. Sandra era para Marta una mujer perfecta, sin inhibiciones, capaz de seducir a cualquier hombre con una maestría insuperable, le encantaba se enamoraran de ella aunque fuera por solo una llamada.
-¿Qué haces en las tardes?
Siempre quiso estudiar fotografía, era su sueño frustrado, pero estudiaba el séptimo semestre de contabilidad por ser la profesión de su padre quien había muerto hace tres años, su madre también murió cuando ella era niña, sin embargo a pesar de que la vida le había enseñado un rostro crudo seguía conservando esa adorable voz. Entro a trabajar en ese negocio para pagarse su vida, un amigo suyo la invitó a colaborar en su sex line, algún día planeaba cambiarse de empleo pero por ahora, este era ideal, solo trabajaba 4 horas 5 veces por semana y ganaba $4,000 libres, no le disgustaba realmente jugar con la mente de los hombres, lo veía como una salida a su ímpetu no satisfecho por no tener una relación desde hace tiempo, no tenía gran suerte con los hombres en su vida normal, su trabajo era la salida a la cotidianidad de su vida.
-¿Y qué quieres que te haga?
Era el momento en que ella contestaba demostrando su sexualidad salvaje y mentirosa, les decía a sus escuchas cuanto le gustaba que la tocaran, que disfrutaran de su cuerpo, que la besaran como uno come una deliciosa fruta. Ella por su parte también disfrutaba de encender la carnalidad de los hombres con su imaginación, les decía como los besaría poco a poco, sujetando su cabello fuertemente en cada caricia hasta que ella decidiese tocarlos por completo, lo cual le encantaba y se los hacía saber, después de esto les pediría que le quitaran ese abrigo que en cada llamada vestía, era experta en acelerarlos para luego preguntar de vuelta:
- ¿Y tú qué quieres que te haga?-

Mario era también estudiante, tenía una personalidad tímida y retraída con las chicas que conocía pues todas ellas buscaban un estereotipo en la belleza física de sus parejas, estereotipo que él no tenía en su apariencia. Estudiaba arquitectura como su padre quien tenía ya más de 70 años, su vida era acomodada sin embargo el era un tipo de gustos sencillos. Su primer y único empleo hasta ahora había sido en el despacho de su padre, quien no le dejaba expresar sus ideas abiertamente limitándolo en todos los proyectos que el proponía, el se sentía comprometido a seguir ahí, al final esto pagaba sus cuentas a pesar de no encontrar una felicidad profesional que lo apasionara y le permitiera expresarse abiertamente. Un día hojeando una revista dirigida al hombre citadino moderno y aspiracional leyó el anuncio de la sex line, el sintió unas ganas incontrolables por llamar a ese número, quería expresar su soledad al menos a una desconocida.

-Enserio quieres que te haga sexo oral, a mí también me dan ganas de hacértelo, pero ya te dije, primero quiero que me desnudes –

El nunca antes había estado con una chica en intimidad, era de estatura mediana y cabello castaño, su timidez lo arrojaba a estar solo hasta que escuchó esta voz que se metía en lo más profundo de él removiendo aquellas pasiones curiosas que despertaban con la fuerza de aquella adolescencia que se escapo de sus manos y se ahogo en la pasividad. Estaba tremendamente excitado y comenzó a tocarse, y la voz de Sandra seguía seduciéndolo sin control haciéndolo suyo en un instante, el acabó rápidamente haciendo evidente su explosión al teléfono, guardo silencio después de esto, no sintió pena alguna, estar lejos de su amante lo hacía sentirla cerca compartiendo esto con él.

-Vuelve a llamarme pronto amor, digita *14 en el menú, contestaré rápidamente, sabes que quiero volver a satisfacerte, recuerda que siempre estaré aquí para ti-

Aquella primera llamada fue para él como el sentimiento que uno experimenta al estar totalmente desnudo frente a alguien por primera vez en su vida, no podía dejar de pensar en ella y en su adorable voz y lo que esta le hacía sentir. El no pudo resistir y volvió a llamar al día siguiente y en el mismo horario, quería escucharle de inmediato, estaba ansioso por hacerlo al escuchar grabación que recitaba la letanía de los cargos por el servicio, oprimió rápidamente el *14 cuando el menú le dio la opción, hubo un tiempo de espera con música de fondo hasta que de nueva vez esa voz le contestó.

-Hola soy Sandra ¿quien está del otro lado?-.

El cayo por un par de segundos para dar un paso importante en su vida, el confesó que era el chico que habló justo ayer con ella, que deseaba escucharle, que no había dejado de pensarla, que le daba un gusto enorme encontrarle ahí de nueva vez, esperando como lo prometió para él.

-Amor, como he de olvidarte si hemos pasado una de las mejores noches de mi vida, eres tan amable y dulce, además eres el tipo de hombre que justo me gusta, tan cortes y tierno, eres todo lo que una mujer busca toda la vida y rara vez encuentra-

Marta había amado solo una vez en su vida, fue tan dolorosa la sensación cuando descubrió que solo jugarón con su corazón y la engañaron, desde entonces había perdido el interés verdadero por los chicos, le daba igual llevar esta soledad sobre su espalda día con día, solo no buscaba salir dañada, no estaba segura si lo soportaría en verdad. Le era muy extraño que un cliente llamara al día siguiente, solo en una ocasión recibió una llamada de un mismo cliente pidiendo por su extensión, era un ebrio el de aquella vez, hoy le contestaba una voz joven y altamente nerviosa, por tal se entregó al teléfono como una virgen que se ofrece al sacrificio, se propuso hacer esta llamada especial y con gran facilidad lo logró, el volvió a terminar rápidamente, y a pesar de que el quería seguir escuchándola ella le pidió continuar en otra ocasión, ahora terminaba su turno y tenía que volver, aunque ella solo corto la platica argumentando que se encontraba cansada y que sería mejor seguir después. Al colgar Mario no pudo dormir, tenía esa voz dentro de su piel, de sus labios, de su sexo, no la podía olvidar.

Al día siguiente Maro se retiro del despacho temprano, llegó a su casa y no podía retirar la mirada del teléfono, volvió a marcar, digitó *14 pero contestó otra voz que de inmediato le pareció repugnante, el solicitó hablar con Sandra, la del 14 dijo firmemente, la mujer en turno le ofreció sus servicios, dijo ser más complaciente que la otra chica, el agitado se negó, la mujer ofendida le pidió llamar en una hora, justo cuando su turno terminaba y empezaba la otra chica.
Y así lo hizó, pasó solo 1 hora y 15 minutos y el volvió a digitar el *14.

-Quería escuchar tu voz Sandra, no he podido olvidarte, ¿como has estado linda?-

Marta se sobresalto, lo que le sucedía a este chico era totalmente inusual, esta vez ella no quiso poseerle, le dio placer al dejarlo desahogarse y escuchar como el le hacía el amor. Las palabras que Mario expresó a Marta no había malicia, solo un gran deseo por ella, esto la incomodó y decidió colgarle, ella también comenzaba a sobresaltarse y prefirió terminar la llamada lo más pronto que pudo.

Al día siguiente el volvió a llamar, justo a la hora que ella comenzaba su turno, esto era demasiado, el solo quería saber de ella.

-En verdad tu voz me parece hermosa, no te conozco pero te has vuelto todo para mí, por favor no me dejes, solo di algo lo que quieras, con lo que sea es suficiente, cuéntame tu día que has hecho hoy, con saber solo eso me harás feliz.-

Ella colgó el teléfono de inmediato y se retiró del lugar, ella hizo lo mismo al cortar con su antiguo amor, le hablaba solo para escucharle a pesar de su traición. Camino a casa ella se sintió nostálgica, también dejaba pasar su juventud en la falsedad de su trabajo, no era ella quien saciaba a sus amantes, era solo su personaje, una farsa inventada por ella para escapar del dolor de ser verdadera.

Mario enloqueció esa noche, siguió llamando a la línea, parecía un loco pidiendo agitado por Sandra, quien no contestó más hasta el día siguiente.

- Tengo que conocerte Sandy, concédeme ese placer, no soy ningún depravado te lo prometo, te he dicho que tengo 24, es verdad, trabajo con mi padre y estoy enamorado de tu voz, solo un café por favor necesito sacarte de mi cabeza, ¿Qué me has hecho?-

Marta no aceptaría esa propuesta, este era solo un trabajo para poder vivir, no era ninguna puta, además sentía terror de que la conocieran en persona, seguía conservando esa figura gordita de niña con cabello corto, no permitiría que la sacaran de este mundo intangible e irreal; sin embargo Mario fue muy insistente y al mismo tiempo tan honesto. Ella sintió ese nerviosismo y esa falta de respiración al escuchar su propuesta, se sintió en verdad atraída por él, acepto sin estar totalmente convencida de hacerlo, su única condición era un encuentro en un lugar público, ante cualquier emergencia ella podría pedir auxilio y estar a salvo.

La cita fue en un parque en la colonia Roma, ella quedo de vestir una pañoleta atigrada y pararse junto a la estatua del David. Los planes de Mario era llegar al menos 30 minutos antes de la cita para reconocerla, sin embargo su padre lo demoró al grado de que llegó 15 minutos tarde al encuentro. Al llegar estacionó su auto y corrió al centro de la plaza, ahí vió a una mujer que justo estaba retirándose del lugar, el grito con desesperación el nombre de Sandra, la chica de la pañoleta se frenó en seco, tenía miedo de voltear al encuentro con él.

Irremediablemente ella giró para verlo a su lado, descubrió a un muchacho joven, probablemente de su misma edad.

- ¿Sandra?-
- No; soy Marta en verdad, tu eres Mario, ¿cierto?

Al escuchar su voz Mario sintió dentro de su cuerpo una sensación tan placentera como si volviese a nacer, la chica del teléfono, no importaba si era Sandra, Sandy o Marta, esa era la voz que lo mantuvo nuevo por una semana, era la misma tonalidad que tenía guardada en su cabeza y no podía sacar aún después de haber colgado, era ella.

La primera impresión que tuvo Marta de Mario fue su inocencia, se sintió confiada, de inmediato se sintió atraída, estaba convencida, hizo bien en asistir.

Fueron a tomar un café que duro horas, nunca hablaron de sexo, solo se descubrieron esa tarde, uno al otro se mostraron verdaderos, no hubo explicaciones innecesarias ni mascaras, solo ellos dos, uno frente al otro en esa primer tarde.

En las mesas de junto se veían mujeres rubias, delgadas y altas, acompañadas de hombres bien vestidos que llegaban al encuentro de ellas al final de su jornada, eran parejas perfectamente diseñadas, modelos de revistas, iconos sociales, toda la gente hablaba de un mundo vano, irreal e inexistente. Marta y Mario hablaron y perdieron la cuenta del tiempo, reían y se entendían, no querían que terminara esa primera tarde frente a frente, estaban reviviendo esta tarde esa parte de inocencia y verdad que pierde uno al pasar de adolecente a adulto.

Y así estuvieron juntos largo tiempo, no volvieron a jugar un papel de fantasía, solo eran ellos, Mario y Marta, dos seres honestos frente a frente, dos seres que se sanaban el uno al otro, dos seres que decidieron reinventar su mundo en línea directa.

martes, 21 de junio de 2011

EL DIENTE DE ORO.

EL DIENTE DE ORO.
Soy Efigemio Díaz, si escúchame bien, ese es mi nombre, ves este diente de oro, es de verdad, si, si es de oro, oro de 14 quilates, ¿te gusta?, a mi me encanta, míralo bien, ve como brilla anda acércate, tócalo si quieres, ¿se siente bien no?.
Efigemio! Deja al niño en paz, otra vez presumiendo tu estúpido diente de oro, ya te he dicho que no hagas eso con los niños, Raulito ven para acá, no llores mi vida, tu abuelo está loco, tantos golpes en su cabeza lo hicieron perder la razón. Ya ves lo que provocas Efigemio, ya hiciste llorar a la cría, hay si serás, tú y tu estúpido diente de oro.
No es ningún estúpido diente de oro Martha, tu sabes que me costó una fortuna, es toda una joya que con orgullo llevo en la boca, esa pelea en la que perdí mi diente normal fue por tu amor no lo recuerdas, no recuerdas como destroce al pinche taxista que te vio las piernas en la calle, es una muestra de lo mucho que te he amado en toda mi vida.
Ay Efi, eso fue hace tanto tanto tiempo, aparte tu siempre insististe que el microbusero…
Taxista Martha taxista.
No, Efigemio Díaz, no volveré a tener esta discusión contigo, no fue un taxista, y para tu desgracia tampoco fue un microbusero, fue “la mosca” del microbusero el que has asegurado tanto tiempo me vio las piernas. Pero tú crees que este par de piernas flacas que he tenido toda mi vida son dignas de ser vistas y dignas una pelea por ellas. -Ya ya ya Raulito deja de llorar tu abuelo está loco-.
Pues mira mujer, si no quieres que tu macho presuma que perdió su diente frontal por tu amor y respeto no lo hare nunca más, presumiré que fue por alguna de mis novias, o por la Zanahoria o la Tecates, esas si valorarían lo que este diente les significa.
Esas! Esas!, esas pinches viejas siempre de resbalosas Efigemio y tu siempre tan coscolino, pero si serás de verdad ahora si ya me hiciste enojar, me voy a la cocina, vente Raulito, te digo que lo que tu abuelo tiene de viejo lo tiene de baboso, vente mi vida ya no llores. Anda deja de andar de bruto Efigemio y traite una Coca de la tienda de la esquina, ya van a llegar los muchachos a comer.
Está bien está bien mujer ya no te hare enojar, voy a la tienda, pero voy a la que está a un lado de la recaudería de la Viceroy, ella siempre me chulea mi diente.
A pero si serás burro Efigemio tu de verdad quieres que te tire el otro diente, has de querer traer el par de oro, 28 quilates en el hocico es lo que quieres verdad, ándale ya viejo volado vete por el refresco y pobrecito de ti si te tardas más de lo normal, orales, a la tienda del gordo, y derechito que ya llegan los muchachos, ándele!.

Ensayo literario 3

Voy en el auto disfrutando la suave brisa del primer día de verano, voy de regreso de un largo día laboral, sin embargo hoy no regreso fatigado, me acompaña la ilusión de encontrarte, voy presuroso y acelero el auto, quiero sentir el nerviosismo al llegar a tu edificio, los minutos serán horas mientras bajas a recibirme, y las ansias como siempre se apoderaran de mí una vez más. En mi cabeza me pregunto ¿Qué vestirás hoy?, ¿Cuál será el olor de tu estela al caminar?, ¿el color de tus labios será tan rojo como la última vez?, o será de un nuevo tono que me anclara a no despegarles la mirada hasta tenerlos junto a los míos.
Recuerdo nuestro último encuentro, Ancio nuestro último encuentro, te imagino como en nuestro último encuentro, quiero repetir ese último encuentro.
Y recuerdo tu boca, tan húmeda y suave, tan impetuosa e irrespetuosa, con esos labios de ensueño que se apoderaban de mi cuello y mis oídos, me besaba todo en un arrebato de lujuria y carnalidad, y yo flotaba y navegaba en el calor de tu cuerpo.
Recuerdo tus manos, cálidas y sumisas al principio, pero al pasar de las caricias recuerdo como ellas me hicieron suyo y yo jugaba a sostenerlas fuerte mientras te tomaba, me encantaba ver tu rostro delirante de placer, me excita aquí en la espera el recuerdo de tus ojos perdidos, la manera en que te sostenías de mi cintura, puedo sentir aquí esperándote el calor de tu cuerpo, el movimiento de tus caderas, el éxtasis junto a ti es especial, es único, y los dos somos uno en esa habitación de allá arriba, y los dos somos uno cada jueves a las 7:00 pm, y los dos somos uno en cada beso, en cada caricia, en cada desnudarnos, en cada…
Bueno, si, si estoy aquí abajo, ¿Cómo que no bajaras?..., ¿Cómo que estas ocupada con alguien más?, Pactamos nuestro encuentro la semana pasada y justo ahora me dices que no puedes bajar porque el llego primero y pagara el doble, pero era un trato, todos los jueves a las 7…, ¿Cómo que no confirme hoy antes de venir?, no, mañana ya será muy tarde, no si no bajas ahora me pierdes para siempre, ¿Cómo que no exagere?, pensaba pagar por esto, pago el doble de lo que él te pagara, ¿ cómo que no insista?, bueno! bueno!, me ha colgado, maldita perra, ¡todas son iguales!...
Bueno, si, si Claudia, soy yo, si el flaco, ese mismo amor, estas libre esta tarde, perfecto, llego en 30 minutos, te llamo al estar abajo, un beso preciosa, adiós.

domingo, 8 de mayo de 2011

El presidente “no entendió, lo vi desencajado y autoritario": Javier Sicilia

El presidente “no entendió, lo vi desencajado y autoritario": Javier Sicilia José Gil Olmos
CUERNAVACA, Mor., 5 de mayo (apro).- Al arrancar la marcha por la justicia y la paz, con la participación de aproximadamente mil personas, el poeta Javier Sicilia lamentó la posición del presidente Felipe Calderón de no cambiar la estrategia militar en la lucha contra el crimen organizado.
“Le ganó lo político y no el hombre de fe”, señaló Sicilia al iniciar la caravana que culminará el domingo 8 en el Zócalo de la ciudad de México.
El poeta y colaborador de la revista Proceso dijo que vio a Calderón “como un gobernante desencajado y autoritario que no está escuchando a la sociedad”, y agregó que después de los dos encuentros que sostuvo con el jefe del Ejecutivo, pensó que le había tocado el corazón, pero no fue así.
“Hubiera querido escuchar un discurso de más empatía con la gente, más cerca del corazón, pero (Calderón) habló enojado y al parecer no ha entendido el mensaje de la ciudadanía. Esta marcha no es contra el gobierno, esta marcha es para que cambien las cosas en el país”, apuntó el escritor, cuyo hijo, Juan Francisco, fue ejecutado junto con seis personas más el pasado 27 de abril en Temixco, Morelos.
Al recorrer los primeros kilómetros de la marcha que hoy salió de esta ciudad, el escritor se refirió al mensaje que Calderón dio ayer por la noche, a través de los medios de comunicación, y dijo que al parecer sigue sin entender que los enojados son los ciudadanos y no el gobierno.
“Si eso no lo entiende, lo lamento. No entiende y no ha entendido lo que es ser un representante ciudadano ni un presidente”.
Sicilia también se refirió a la ley de seguridad nacional que está atorada en el Congreso de la Unión. Dicha ley, puntualizó, está equivocada porque lo único que refuerza es la violencia y no está orientada a lo que necesita el país, que son empleos, educación, salud y bienestar”.
En lo que respecta a la responsabilidad de los partidos políticos, dijo que si realmente están comprometidos con la paz en el país, deben actuar y hacer un saneamiento, porque “también hay políticos cooptados y coludidos con el crimen organizado”.
En la marcha participan diversas personalidades, como el obispo Raúl Vera y el empresario Eduardo Gallo, así como representantes de la comunidad de Acteal, Chiapas, además de familiares de desaparecidos y ejecutados de Morelos, y un grupo importante de ciudadanos de Chihuahua, entre ellos Julián Lebarón y Olga Reyes, a cuya familia le han matado seis integrantes, pro lo que se encuentra bajo un esquema de protección por las amenazas del crimen organizado.
La marcha tendrá su primer punto de descanso en el pueblo de Cuajomulco, donde la población ha organizado varios eventos, y albergará a los participantes de la caravana por la paz y la justicia con dignidad.
http://www.proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/90951