domingo, 23 de octubre de 2011

La Bestia - Mierda

La bestia.
Dejo el cigarro rápidamente para escribir esta carta, estoy atrapado, no entiendo como sucedió, solo un día cualquiera, uno más en la rutina diaria, justo al abrir los ojos la vi, ahí estaba ella, la criatura, ese monstruo de 600 cabezas me miraba fijamente, como consecuencia no me pude mover, no me atrevía a hacerlo, era peligroso me decía, por tal tome la decisión de permanecer así, inmóvil a pesar de estar vivo, permanecí de esa manera frente a esa criatura, con el tiempo la nombre indiferencia.
Con el transcurso fugaz del tiempo, un día me di cuenta que ella ya no estaba, se había largado y yo estaba tan ciego que ni siquiera me percaté de esto, a donde había ido mi carcelera, mi amiga, mi falso consuelo.
Sin embargo yo la podía aún oler, no creía que se hubiese marchado del todo, su esencia permanecía, se metía dentro de mí, por cada poro de mi espíritu una parte de esta navegaba, ese olor a resignación envolvía el espacio que me obligaba a permanecer justamente así, resignado y convencido de estarlo y no poder hacer nada más.
Sobra decir que permanecí inmóvil largo tiempo, no tenía fe, ni esperanza, solo estaba confundido en el confort que me propiciaba ese amargo y triste olor.
Pero hoy escribo esta carta, me he decidido a dejar de oler la resignación, la bestia se marcho desde hace tiempo, no hay nada porque seguir atrapado aquí.
-Toma su cigarro de vuelta, se dirige a la puerta, con firmeza la abre, nunca estuvo cerrada realmente, el da un paso voltea hacia atrás, sonríe y sale del lugar.-


..........................................................................................................................................................



Mierda.

Y te oculto las cosas una vez más, me jacto de mi grado de conciencia y aquí estoy, frente a ti viéndote a los ojos, esperando ir más allá, y solo miento, actuó cobardonamente y utilitariamente y miento, sabiendo ante todo que hago y mal y sigo insistente.
Y mis fantasmas internos vienen a través de esa lejana voz, me dejo llevar, me sumerjo adentrándome en un mar de locura, me rodean pensamientos como olas que rompen a la costa, no sé quién soy, me desconozco, no sé qué decir.
Y viene después la confusión, salgo a flote un segundo para dar un pequeño respiro, y concluyo que estoy loco, estoy perdido, estoy solo.
En el fondo hay una luz que me trae de vuelta, pienso más, pienso si soy real, solo soy una mentira, he pisado mierda, la luz refleja mi sombra.