lunes, 28 de febrero de 2011

2 TEXTOS INTERESANTES LA JORNADA

Exigen humanistas al titular de la SEP cumplir el acuerdo 488
Interpondrán demanda jurídica, así como un recurso ante derechos humanos y harán que el tema entre en el debate político del proyecto de país para las elecciones de 2012, advierten
Karina Avilés

Periódico La JornadaLunes 28 de febrero de 2011, p. 43
Al advertir que la reforma en la educación media superior es una expresión más “de la enfermedad” que padece el sistema educativo mexicano, integrantes de la comunidad filosófica nacional afirmaron que la Secretaría de Educación Pública (SEP) “decretó la muerte de la filosofía” en México y hoy la tiene “en terapia intensiva, sin ningún interés de que salga de ahí”.
Agrupados en el Observatorio Filosófico de México (OFM), los humanistas exigen al titular de la dependencia educativa, Alonso Lujambio, cumplir el acuerdo 488, el cual enmienda la supresión de las disciplinas filosóficas en el bachillerato, y recibir a los representantes de esta comunidad para atender de viva voz el problema.
Si la SEP continúa con su actitud de “cerrazón”, advierte el director del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la Universidad Nacional Autónoma de México (IIF-UNAM), Guillermo Hurtado, se buscarán “otros conductos para que escuche”, los cuales van desde acciones legales hasta políticas y sociales.
“Lujambio ni siquiera se ha tomado el tiempo para responder nuestra carta. ¡Existe indignación y la sensación de que la SEP se burla de la comunidad filosófica nacional!”, señala Gabriel Vargas, coordinador del OFM e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Los filósofos alertan, en primera instancia, que la Reforma Integral de la Educación Media Superior (RIEMS) –mediante la cual se eliminaron el área de humanidades y las materias filosóficas, decisión que la SEP rectificó ante el rechazo de la comunidad– es parte de una “educación” con la que se pretende “destruir cualquier sentido de pertenencia”.
Se trata de un proyecto “estrecho”, con una visión de la enseñanza que, en lugar de crear conciencia moral, crítica e histórica, fortalece la capacitación de empleados y la formación de personas obedientes a los lineamientos del mercado, destaca Hurtado.
Como ha ocurrido con la industria, que el gobierno ha privatizado mediante la lógica de “primero deterioras a la empresa, luego la reduces a su expresión más lamentable para luego deshacerte de ella”, se ha seguido el mismo curso con la filosofía, explica el director del IIF-UNAM.
El gobierno de Felipe Calderón ha realizado una reforma en el bachillerato tanto o más importante que la energética. Sin embargo, advierte, “a la sociedad se le ha ocultado. La RIESM se ha hecho a la sombra y en silencio”. Pero los casos de las humanidades y de la filosofía son apenas “unas ronchitas de un problema que es más de fondo: el organismo (educativo) está enfermo”.
El gobierno se contradice, dice Gabriel Vargas. “Dicen que son humanistas y eliminan las humanidades; dicen que son democráticos y hacen una reforma autoritaria; dicen que están en contra del narcotráfico y no hacen un esfuerzo por ofrecer a los estudiantes fuerzas morales a través de la educación.”
La sociedad mexicana se encuentra en crisis y es la educación la que, como dice el historiador Miguel León-Portilla, puede aportar soluciones a las grandes problemáticas por la que atraviesa la nación. No puede existir sensibilidad social sin la ética, no puede haber democracia sin la filosofía, y sin una buena clase de ética no se pueden abordar los problemas de valores, como corrupción, narcotráfico o la desigualdad de género, explica Vargas.
Pese a lo anterior, lamenta José Alfredo Torres, profesor de posgrado de la UNAM, desde que los estudiantes entran a los centros de Bachillerato Tecnológico Industrial, de Bachillerato Tecnológico Agropecuario, de Estudios Tecnológicos ya no llevan filosofía, y en gran cantidad de planteles del Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica tampoco existen las materias del área.
“Ahí los jóvenes ya están deshumanizados y, ¿adónde van a parar? Ahora se dice que son carne de cañón para el crimen organizado; ya no tienen ninguna defensa a través de la educación.”
Eduardo Sarmiento, maestro en filosofía, expresa que muchos jóvenes “disparan un arma sin problemas. Un curso de ética no lo impedirá, pero se les está cerrando la puerta para que conozcan otro modo de vida”.
En el Primer diagnóstico sobre la situación de la filosofía en la educación media superior, el OFM observa que, a raíz de la RIEMS, en el Colegio de Bachilleres (ciudad de México) se cambió de nombre y se dio un nuevo contenido a la enseñanza filosófica. Ahora las materias se llaman “construcción de la ciudadanía y formación humana”. Y a pesar de la rectificación del acuerdo 488, no se incorporaron las materias de ética, lógica, estética e introducción a la filosofía.
En las preparatorias de la Universidad de Guadalajara, que atiende 65 por ciento de la demanda de bachillerato en Jalisco, ocurrió algo similar. Y en las prepas de la Universidad Autónoma de Nuevo León la enseñanza de la filosofía se redujo a tres materias. En el bachillerato del estado de Chiapas existen 150 profesores y sólo siete proceden de la carrera de filosofía, entre otros casos.
Frente a ello, Ausencio Pérez Olvera, presidente de la Ixtli-Asociación Mexicana de Profesores de Filosofía de la Educación Media Superior, cuestiona: “el subsecretario Miguel Ángel Martínez dice que a pesar de que la SEP firmó el acuerdo, no tiene capacidad jurídica para hacerlo cumplir en los diferentes subsistemas. Entonces, ¿por qué sí tiene capacidad jurídica para eliminar las materias filosóficas y por qué la SEP firma acuerdos que no puede cumplir?
Los filósofos advierten que si la SEP no cumple con lo que firmó, interpondrán una demanda jurídica y un recurso ante derechos humanos, emitirán pronunciamientos públicos de las academias del país y harán que el tema entre en el debate político del proyecto de país para las elecciones presidenciales.
http://www.jornada.unam.mx/2011/02/28/index.php?section=sociedad&article=043n1soc

Yo estoy bien, tú estás bien
León Bendesky

Aveces el discurso político parece salido de las secciones de autoayuda de la librerías. O bien asemeja las recientes propuestas acerca de la felicidad de las sociedades, como si ésta se pudiera medir de modo significativo y, sobre todo, manipular. Más difícil todavía es querer que sirva como justificación de lo que se hace desde el gobierno o el poder.
Este fenómeno es como una derivación más del espectáculo de Big Brother, en el que se sustituye la fiera ironía de Orwell en 1984 con una bárbara trivialidad.
A fines de los años sesenta el doctor Thomas Harris publicó un influyente libro sobre el análisis transaccional (I’m Ok, you’re Ok) una aproximación del psicoanálisis dirigida al tratamiento de los asuntos diarios en la vida de las personas.
Ahora, en México, la política pública, y un asunto más bien técnico y árido como es la medición del producto del país, se plantea de una manera tal que se ha de convencer a los sujetos a los que se dirige de que están mejor de lo que ellos creen.
Una cosa es el criterio con el que se evalúan los resultados de la economía conforme a las prácticas usuales, y otra distinta es aplicarlo directamente a las condiciones sociales. No hay una línea directa entre ambas cosas, tampoco están irremediablemente disociadas.
Este es un terreno minado para un funcionario público, en el ejercicio de un puesto político y hasta con aspiraciones más grandes. La psicología y la economía están muy relacionadas, pero son campo incierto, lleno todavía de lugares comunes y donde los avances, como por ejemplo los de Kahneman y asociados, no están integrados al cuerpo básico del pensamiento de la disciplina.
Conforme las medidas convencionales, el PIB creció en 2010 a una tasa de 5.5 por ciento. El año anterior había caído 6.1, luego de una revisión del dato original que fue de 6.5 por ciento. Hay un rebote estadístico que no puede ignorarse y el daño de la crisis no se repone sólo con un indicador general.
La recesión en Estados Unidos abarcó desde septiembre de 2008, momento asociado con la quiebra de Lehman Brothers, hasta su fin marcado oficialmente en el verano de 2009. Los tiempos son consistentes en cuanto a su sincronía con la dinámica de la actividad económica en México.
El dato de Inegi, que sirvió para las declaraciones muy optimistas del secretario de Hacienda, es positivo en sí mismo. No obstante, las condiciones que prevalecen en esta economía, así como la fragilidad que persiste en los mercados mundiales y a lo que debe aunarse la creciente inestabilidad política y social en los países árabes, son condiciones que no se pueden obviar.
De ahí que el consenso que se ha propuesto sobre el desempeño esperado de la producción, el empleo y el financiamiento esté sujeto a diversos imponderables. A partir de ese consenso podrían matizarse los resultados, la situación actual y las previsiones.
En el gobierno mismo, en particular entre los responsables de la política fiscal y monetaria, se advierten discrepancias acerca de cómo se ven las cosas. Señalo, apenas, una consideración al respecto: unos días antes de la satisfacción de Hacienda y en un tono más comedido aunque siempre consistente con la visión oficial, el subgobernador Manuel Sánchez, del Banco de México, habló en una presentación en Sonora sobre las bases del funcionamiento económico comparándolo con el de China.
En un par de láminas (ver www.banxico.org.mx) se muestra que el aumento del producto por habitante está asociado en aquel país con el crecimiento de la productividad, que se duplicó entre 1980 y 2008. En México, en cambio, ésta cayó 25 por ciento en el mismo periodo.
Este argumento es sólo ilustrativo de la complejidad que entraña analizar el modo en que opera un sistema económico y sus múltiples expresiones en el campo de la actividad de las empresas, el financiamiento, la infraestructura, la tecnología y las gestión pública, es decir, el entorno institucional.
Más complejo aún es intentar traducir estas cuestiones al bienestar de la gente y hasta ponerle precio: 6 mil pesos.
Si esta es la condición de clase medieros de los mexicanos habrá en verdad que matizar bastante los argumentos, así como aquellos que ahora se proponen sobre la buena condición del país y que la gente no sabe apreciar. Este es un debate abierto y tiene implicaciones políticas claras, en especial en esta etapa ya abierta de disputa electoral encaminada a 2012.
Ahora se pretende decir con todos estos planteamientos que los ciudadanos tenemos una visión muy negativa de lo que ocurre en México, pero bastantes razones hay para que sea así. Que hay otros aspectos positivos es cierto, siempre se podrán encontrar y apreciar.
Que los mexicanos son muy críticos y no aceptan que están bien, se ha dicho. Ese es ya un asunto metafísico, para el que habría que recurrir tal vez a la psicología de las masas, tema que va más allá del resultado de medir el PIB.
El país no está parado, ese es un hecho, hay sectores que están boyantes y son muy rentables. De ahí a que las condiciones generales estén en un punto admisible para una sociedad como ésta hay, sin embargo, un largo trecho y una historia que no es fácil distorsionar.
http://www.jornada.unam.mx/2011/02/28/index.php?section=economia&article=033a1eco

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